[PS] PaRappa the Rapper

 
No se sabe cómo un juego sobre un perro rapero logró el visto bueno de algún ejecutivo para empezar su desarrollo, pero estamos agradecidos de que haya sucedido.

CONTACTO INICIAL


Cuando iba a jugar a la casa de mis amigos a jugar PlayStation yo era el encargado de los títulos de peleas, ellos eran los encargados de probar un montón de cosas y recomendarme algo que les hubiera llamado la atención, ideal si se podía jugar por turnos o era algo corto. Así fue que llegamos a PaRappa the Rapper, por la recomendación de uno de ellos.


Recuerdo que nos parecía muy entretenido con un humor sencillo, pero agradable y al inicio éramos muy malos para coordinar en el juego, lo más lejos que llegamos era al nivel 4, antes de cambiar a otra cosa. De manera reciente me leí un libro dedicado al título, así que lo conseguí de alguna forma y lo terminé para traerles esta reseña.

HISTORIA


Los juegos de ritmo no se caracterizan por tener una trama muy profunda, a veces ni siquiera tienen, pero PaRappa no es como cualquier título del género. Para empezar nuestro protagonista en un perro rapero, que vive situaciones cotidianas en las que enfrenta sus inseguridades y las resuelve cantando.



En el universo en que se desarrolla el juego, todas las personas son versiones antropomórficas de diferentes animales, y algunos vegetales, pero las situaciones son normales, PaRappa es un adolescente que quiere conquistar el corazón de una chica con forma de flor, pero se siente intimidado por la presencia de Joe Chin, un perro rico y egocéntrico, así que primero decide aprender kárate.

La situaciones van cambiando y mezcla algo normal, como una clase de conducción con algo irreal y una visión exagerada de parte de nuestro personaje, el tono es siempre divertido, desenfadado y lleva por debajo un mensaje sencillo, pero interesante y poderoso que se resume en el eslogan de nuestro personaje “debo creer”, refiriéndose a si mismo.

JUGABILIDAD


Mecánicamente el juego es muy sencillo, solo debemos presionar la secuencia de botones correctos al ritmo de la música y siguiendo las instrucciones que vemos en pantalla, así que es de vital importancia saber dónde están ubicados en el control, algo que en este momento puede parecer fácil porque llevan los mismo símbolos y ubicaciones desde hace más de 25 años, pero en ese momento era un poco más complicado.



Al inicio las combinaciones son fáciles de seguir pues usan solo un par de botones por línea, pero poco a poco la situación se va complicando y tenemos que hacer uso de un montón de botones de forma rápida para tratar de mantenernos en la clasificación decente y así pasar el nivel.

Otro elemento importante es que el juego castiga y premia de forma severa nuestro desempeño, en un par de líneas podemos bajar de la calificación buena que necesitamos para completar la misión a malo y en dos estribillos más recuperarnos o caer en horrible, lo que si es muy difícil es subir al grado cool, pero es que esta calificación tiene su truco.


Los niveles son pocos, apenas 6 para completar el juego, y si sabemos lo que estamos haciendo la experiencia completa se puede terminar en tan solo 40 minutos, lo que no esta tan lejos del promedio de algunos juegos de la época, pero es casi seguro que tendremos que repetir varias misiones porque no logramos encontrar el ritmo o reaccionar a tiempo.

GRÁFICOS


El aspecto artístico era un poco extraño para la época, pero le cae como anillo al dedo para el tipo de juego y su público objetivo, pues en lugar de irse por arte de pixeles o por modelos poligonales con texturas, los personajes son planos, como dibujados en cartón, con muchos colores, pero sin demasiados detalles.



Los mundos son tridimensionales, con trazos gruesos en los bordes y poco detalle, pero mucha vida, con objetos moviéndose todo el tiempo al ritmo de la música, pueden ser elementos sencillos como otros practicantes de kárate lanzando puños o todo el escenario que progresa en el mismo tempo de la canción.

A medida que nuestro desempeño en la canción se reduce las animaciones cambian, nuestro maestro ya no hace los movimientos completos, sino que se acuesta en el piso a darnos las instrucción, son el tipo de detalles sencillos que no afectan la jugabilidad, pero le dan personalidad al título.

SONIDO


En un juego musical este es uno de los aspectos más importantes de la experiencia, afortunadamente el nivel de composición es muy bueno con canciones divertidas que respetan los ritmos propios del Hip Hop y sus rimas pegajosas, pero con temáticas mucho menos violentas y sin ninguna mala palabra por ningún lado.


La primera canción que escuchamos será la que la mayoría de los jugadores recuerden, el rap del maestro cebolla, donde nuestro personaje sigue las instrucciones de su profesor de kárate; luego tratamos de conseguir nuestra licencia de conducción y la encargad de la lección es una oficial bastante estricta que canta con un acento particular, pero difícil de definir.

La tercera canción es la única de todo el repertorio que se aleja del sonido clásico del hip hop y se basa en los sonidos suaves del reggae, es un cambio de ritmo algo brusco y de pronto desentona con el resto de la música, pero es una decisión tomada por el director, diseñador y compositor del juego Masaya Matsuura que le agrega algo de frescura a la banda sonora.

COMENTARIOS FINALES


PaRappa the Rapper era un juego diferente para una consola que estaba tratando de ofrecer productos distintos a los que usualmente se encontraban en la competencia, y gracias a la combinación de gran música, mecánicas sencillas y un protagonista energético lleno de carisma logró atrapar el corazón de muchos jugadores del momento y aun el día de hoy es muy entretenido y recomendable.


El juez goomba dice… ¡Indispensable!


Debido a su éxito en ventas conseguir una copia original a buen precio es bastante sencillo, el título fue llevado a la PSP y de manera posterior a la PS4, sin embargo, estas versiones sufren de un problema común con los juegos de ritmo y es que no están optimizadas para ignorar el input lag de las pantallas modernas, así que no están muy recomendadas.

Valorado 9/10 perros de cartón


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